22.9.12

El comunista admirado por Aldo Mariátegui

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Cuando vi que una columna de Aldo Mariátegui comenzaba con el anuncio de que por única vez en su vida iba a escribir en favor de un comunista, pensé que le había entrado la nostalgia familiar y se refería a su abuelo, el notable José Carlos. Obviamente me equivoqué.

El comunista al que Aldo Mariátegui admira es Santiago Carrillo, fallecido hace pocos días ("Hasta luego, Carrillo", se titula, cariñosamente, la columna del director de Correo). Santiago Carrillo, según recuerda el propio Mariátegui, fue uno de los responsables de "la espantosa carnicería de unos tres mil madrileños derechistas en Paracuellos en 1936, en el primer año de la Guerra Civil".

Por supuesto, no es por esa masacre que Mariátegui lo admira, sino porque, décadas más tarde, la "vocación de diálogo" de Carrillo fue uno de los factores que permitieron la transición a la democracia en España.

Pero, ¿no les parece curioso que Mariátegui se dé el trabajo de escribir un artículo de homenaje al responsable de la masacre de miles? ¿Es que Mariátegui piensa que la "vocación de diálogo" de un criminal de esas dimensiones es suficiente para limpiar su responsabilidad en un asesinato masivo?

El artículo ofrece otra clave llamativa. Mariátegui advierte que Carrillo "no fue un ángel". En primer lugar, obviamente, por su responsabilidad en la masacre (responsabilidad que Carrillo siempre negó pero que historiadores fidedignos como Paul Preston no dudan en señalar).

La otra razón para negarle las alas angélicas a Carrillo, dice Mariátegui, es que "es muy probable" que Carrillo "haya aprobado el Olvido Histórico", es decir, la suma de las políticas de Estado tomadas en España para no invesigar ni condenar ni castigar los crímenes cometidos por ambos bandos en la Guerra Civil. Pero lo curioso no es esa mención: lo curioso es que Mariátegui, de inmediato, apunta que el juez Baltazar Garzón fue un "insensato" por haber luchado en contra de esa política de blanqueo y olvido de los crímenes.

Es decir, desde la perspectiva de Mariátegui, Carrillo fue probablemente un inmoral por haber mirado con aprobación una política que lo libraba de juicios y probablemente de la cárcel, pero peor que la inmoralidad es la insensatez, y el "insensato" es el juez que luchó para que esa misma política dejara de funcionar. ¿Y cuál de los dos merece un homenaje de Mariátegui? El artículo es la prueba explícita: no es el "caviar" Garzón que se empeñó por hacer justicia; es el comunista Carrillo que aplaudió la amnesia.

Aunque puede parecer excepcional e incluso contradictorio que Mariátegui, por una vez, rinda un homenaje a un comunista, y aunque parezca sorprendente que Mariátegui despida con calor y hasta con afecto a uno de los responsables de la muerte de esos 3 mil españoles, la verdad es que no hay contradicción ni excepcionalidad ni nada de qué sorprenderse: por lo común, lo que Mariátegui aplaude o denuncia no es la moral de los actores políticos, sino su eficacia pragmática, y si el caso de Carrillo merece una editorial de Correo, es porque, aunque no lo diga, Mariátegui encuentra en él una lección para el Perú: la lección de la amnesia, el olvido y la desmemoria de la nación ante los crímenes cometidos a lo largo de su historia.

Por supuesto, Mariátegui no pedirá nunca, afortunadamente, el olvido de los crímenes de Sendero Luminoso. Y por supuesto que el caso español es muy distinto, difícil de comparar con el peruano: efectivamente era una guerra civil. Pero donde en el Perú hubo terrorismo y guerra sucia, subversión y terror de estado, en España hubo descomunales crímenes de guerra, y el de Paracuellos fue uno de los mayores. Debería llamarnos la atención que la muerte de un criminal de guerra comunista sea atendida con afecto y despedida entre elogios desde la página editorial de un diario peruano de derecha.

¿O no? Aquí va la pregunta de siempre. ¿En qué se parece Sendero Luminoso a la ultraderecha peruana? Por lo común queremos pensar que en poco o en nada, y sin duda la derecha peruana quiere pensar que en poco o en nada. Pero sabemos que no es así: cada vez que desde un lado se pide el olvido de los crímenes del Estado y desde el otro se pide el olvido de los crímenes de Sendero Luminoso, el parecido se vuelve, más que claro, estridente. No importa cuántas veces un lado denuncie al otro: su visión de la historia sigue siendo la visión de un relato alterable, del cual podemos suprimir capítulos enteros para beneficiarnos de ese olvido voluntario.

Allí es cuando Sendero Luminoso, por un lado, y el fujimorismo y toda la ultraderecha peruana, por el otro, se revelan como gemelos invertidos, complementarios. Antes pensábamos que ni desde la izquierda senderista ni desde la ultraderecha se daría jamás el paso de pedir el olvido para los crímenes del otro, pero lo cierto es que Movadef ya pidió que se amnistíe a los militares envueltos en crímenes de lesa humanidad y hace sólo un año un ministro, Rudecindo Vega, dijo que no sólo se debería amnistiar a Fujimori, sino que debería darse "una amnistía en todos los sectores".

Pero más importante que sentarnos a esperar el momento en que los dos extremos acaben por tocarse del todo es observar la dinámica que construyen entre ambos, porque esa dinámica puede fácilmente desembocar en el olvido general. Movadef hace lo suyo desde un lado; Mariátegui y el resto de la ultraderecha hacen lo suyo desde el otro. Frente a eso, la única postura democrática es la que tome el lado de la justicia: todos los criminales son criminales, no importa de qué color sea su bandera.

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4 comentarios:

Javicho dijo...

Gustavo,
Tu análisis sobre Carrillo y Paracuellos, es calcado al de la derechona neofranquista y sus pseudo historiadores, que durante décadas han repetido como un mantra que Carrillo fue el responsable de la masacre de Paracuellos. Esto no se ajusta a la verdad histórica. Toma en cuenta que el líder comunista sólo tenía entonces 19 años y que difícilmente él hubiera podido ordenar y organizar la masacre de miles de prisioneros fascistas, mientras en Madrid se libraba una encarnizada batalla. Los luctuosos sucesos de Paracuellos han sido investigados a fondo por historiadores de los de verdad, que han rastreado los archivos y han podido determinar quiénes fueron los responsables. Te invito a que le eches un vistazo a este artículo sobre Paracuellos, publicado recientemente en El País, y que va firmado por varios historiadores –Paul Preston entre ellos- que llevan algún tiempo desmontando los mitos franquistas sobre el siglo XX español.
http://elpais.com/elpais/2012/05/14/opinion/1336994556_676295.html
En este artículo queda muy claro que: “Paracuellos aparece como norma en lugar de lo que realmente fue, una dramática excepción” y que la responsabilidad es de otros. Lo que Paul Preston le crítica a Carrillo es que haya pasado años mintiendo sobre su desconocimiento de los hechos, pero el hispanista británico no le hace el responsable de los mismos.
Carrillo tampoco era un santo y su vida tiene otras sombras: la de haber ejercido durante décadas como líder autoritario y dogmático del PCE. Se aferró al cargo expulsando del partido a las voces disidentes. Pero esa es otra historia. En todo caso su contribución a la reconciliación y a la restauración de la democracia en España fue notable. Eso es lo que le han reconocido desde (casi) todos los sectores políticos.

Javicho dijo...

Gustavo,

Tu análisis sobre Carrillo y Paracuellos, es calcado al de la derechona neofranquista y sus pseudo historiadores, que durante décadas han repetido como un mantra que Carrillo fue el responsable de la masacre de Paracuellos. Esto no se ajusta a la verdad histórica. Toma en cuenta que el líder comunista sólo tenía entonces 19 años y que difícilmente él hubiera podido ordenar y organizar la masacre de miles de prisioneros fascistas, mientras en Madrid se libraba una encarnizada batalla. Los luctuosos sucesos de Paracuellos han sido investigados a fondo por historiadores de los de verdad, que han rastreado los archivos y han podido determinar quiénes fueron los responsables. Te invito a que le eches un vistazo a este artículo sobre Paracuellos, publicado recientemente en El País, y que va firmado por varios historiadores –Paul Preston entre ellos- que llevan algún tiempo desmontando los mitos franquistas sobre el siglo XX español.

http://elpais.com/elpais/2012/05/14/opinion/1336994556_676295.html

En este artículo queda muy claro que: “Paracuellos aparece como norma en lugar de lo que realmente fue, una dramática excepción” y que la responsabilidad es de otros. Lo que Paul Preston le crítica a Carrillo es que haya pasado años mintiendo sobre su desconocimiento de los hechos, pero el hispanista británico no le hace el responsable de los mismos.

Carrillo tampoco era un santo y su vida tiene otras sombras: la de haber ejercido durante décadas como líder autoritario y dogmático del PCE. Se aferró al cargo expulsando del partido a las voces disidentes. Pero esa es otra historia. En todo caso su contribución a la reconciliación y a la restauración de la democracia en España fue notable. Eso es lo que le han reconocido desde (casi) todos los sectores políticos.

estamosjodidos dijo...

Con respecto a la prensa de derecha en el Perú nos preguntamos ¿Por qué El Comercio no permite la libertad de expresión?

Anónimo dijo...

lO QUE QUERIA DECIR YA LO DIJO JAVICHO.